OTHER TRASH: STOP THEATRE
Fundación Joan Brossa (2023-2024)

Curaduría junto a Luca Calderó y Max Azemar


Abracadabra, ¡tápate guarra! Si me pongo una bolsa en la cabeza, se convierte en un sombrero, y si me siento en una piedra, como por arte de magia, es una silla. Esa misma piedra puede ser un arma homicida, un martillo, o puede estar expuesta en el museo de geología, pero si se usa para desgarrar pieles, ocupa la vitrina del museo arqueológico, y si Joseph Beuys las acumula y las distribuye por la ciudad de Kassel, ahora son una obra de arte y transformación política y urbanística de la ciudad.

He querido poner un poco de oscuridad en la luz para revisar la dicotomía entre la sala de exposiciones —el cubo blanco— y el escenario de teatro —la caja negra. La aparente neutralidad y asepsia del museo está formada por esos plásticos que cubren los cables, las paredes falsas, la falta de sombras o los imposibles textos de las paredes. Cosas que encuentran su eco en el engaño ensayado de los teatros, donde los actores no mueren: la sangre es kétchup, nadie se enamora, no existe ese dragón y la lluvia es agua que lanzan máquinas desde el techo. Esta muestra es algo que se encuentra entre la apariencia y la desaparición; la ilusión y la desilusión, los ángeles y los monstruos. Es precisamente en la grieta entre la idea y la realidad donde encuentro el espacio que quiero habitar: expandir el simulacro y huir de la realidad para permanecer en el ensayo y conocerme un poco menos. No soy una copia, sino una apariencia que celebra lo híbrido, impuro, desidentificado... un cuerpo sin órganos: la performatividad.

Hace tiempo, un señor muy moderno dijo que la escultura debía ser escultórica y la pintura pictórica, —y ahora añadiría, la performance debería ser performativa. No pienso en una curaduría comisarial sino en una curaduría expresamente irregular: concebida con la voluntad de ensayar una anti-narratividad que reivindica las asociaciones vagas y la adquisición de significado por pura yuxtaposición. Los artistas hacen de montadores, la compañía de teatro propone un objeto expositivo, el genio no sale de la lámpara y el performer se expone sobre una peana. No sé qué ha sido una broma y qué no. Pero me gusta, porque al final el telón es una alfombra y la vitrina un escenario.

Proyecto realizado en el contexto del programa de investigación curatorial de la Fundación Brossa y la Sala d´Art Jove.